Foto por Cooper Baumgartner |
Mirarme en el espejo ya no tiene la misma gracia, quizás
porque ahora cuando lo hago no reconozco a la mujer que me devuelve la mirada
con unos ojos que parecen un pozo sin fondo. A esa mujer, esa Laura que no es
más que una extraña, no puedo más que verla como un disfraz, una armadura
remendada con hilo a punto de ceder. Su boca es la misma pero cuando habla sus
palabras no son nada que pueda reconocer de mí misma, de esta versión que no es
más que una masa confusa que nunca sabe para dónde ir. La otra Laura tampoco
tiene idea de qué hace con su vida, pero siempre camina como si tuviera un
propósito. Esa Laura no se ve cómo alguien que hunde la cabeza entre la tierra,
aunque si soy sincera cuando otros la miran hace rato que ya se ha secado las
lágrimas. A veces odio a esa Laura porque es una mentira que construí con los
años. Quisiera borrarla de la existencia, pero me da miedo que lo que quede
detrás, yo misma, no sea suficiente para llenar este cuerpo. A veces no sé
quién es la verdadera, si ella o yo.
:( fascinante 🧐