Poesía barata y pensamientos al azar

Tres cuartas partes de mi claman que esto que hago es correcto, que la solución al problema que me aqueja es la que se me presenta día a día, que el cerrar la boca frente a extraños es lo único posible, que la soledad es mi única amiga, la que me guía, la que me susurra noche tras noche repitiendo sin cansancio: eres mi amante, mi compañera, mi confidente, mi otra mitad. 

El otro cuarto que sobra habla con su voz pequeña y en tono de pregunta, inseguro de si interferir en la corta rienda que la soledad mantiene sobre mi. Me habla con voz chillona, de esas que salen después de pasarse horas y horas llorando sobre la almohada, empapando a la conciencia, ¿lo quieres hacer? Pervierte la filosofía que este mundo de mierda me hizo adoptar, donde el otro no es más que un simple instrumento para llegar a un fin, donde el yo es lo único que importa y pisotear a tus "amigos" no es más que la culminación de una relación enfermiza basada en la muestra de los sentimientos. Porque según mi pensamiento, la frialdad es el método exacto y perfecto que lleva a la grandeza y al poder. Porque quién necesita a plagas alimentándose de tu propio orgullo, ese que te mantiene en pie cuando parece que el mundo se derrumba y no hay nada más para ti en ese allá de porquería. 

Si lo pienso con calma y razono con mi soledad me doy cuenta que es mejor estar solo y ser poderoso a ser uno más del montón con infinidad de "íntimos amigos" que no saben una mierda de vos y aún así afirman que morirían si ya no seguís en este mundo.

Y haber, ¿cuántas de esas alimañas siguen respirando mientras yo me hundo en el abismo del dolor?