Entre lo azul del cielo
te ví,
un rayo plateado que,
alumbrando
eclipsado por el sol,
sigue allí,
imponente y orgulloso
cuál rey del firmamento.
Manchas grises
completan
tu (im)perfecta blancura.
Y yo me pregunto:
¿Qué tienes que me hechizas?
¿Será tu redondez o la brillantez de tu presencia?
No lo sé y eso me atormenta.
Noche tras noche me pregunto lo mismo.
¿La respuesta?
Nunca llega.
No sé hasta qué punto puede aguantar mi fracturada mente;
Si por mi fuera desistiría sólo para encontrarme con tu esencia.
Pero...
no es mi decisión.
Y nunca lo será.
Sólo me resta esperar.