A mi mamá por tenerme nueve meses en su vientre.
A Selena por ser mi primera esposa, haberme enseñado a usar el photoshop y regalarme dolores de cabeza y de corazón. Aprendí mucho de eso, cariño.
A la niña Kya por ser el mejor alter-ego de todos los que tuve, por dejarme perder en mi cabeza, por hacerse la loca cuando la necesitaba, por acceder a irse cuando se lo pedí, por aparecer de vez en cuando y saludarme.
A Cami por ser mi porrista personal y recordarme que sí puedo.
A los profes de la uni por poner tareas que no voy a hacer y enseñarme cosas inútiles que jamás voy a utilizar.
A mi esposa actual y amor de mi vida, M. por ser quien me anima cada día con un pensamiento, por aguantarme en la adolescencia y el inicio de mi adultez, por bancarme los celos estúpidos y las rabias asesinas, por amarme como soy y no arrepentirse de haberme conocido, por secarme las lágrimas y obligarme a tragar mis pastillas, por recoger mis pedazos y unirlos con colbón. Por estar ahí, siempre.
A Louis&Harry por recordarme que el amor sí existe y que con esfuerzo todo se puede lograr, al fandom por animarme aun sin saber que existo, a Liam por ser tan condenadamente lindo y sensual, a Niall y sus risas que me sacan sonrisas y a Zayn por hacerme caer en cuenta que la realidad existe y es dura. Aún no te perdono, tampoco creo que lo haga alguna vez.
A Ed por sus canciones que me animan y me deprimen, por tener cabello rojo y mil tatuajes, por sus malditos gatos hermosos, por hacerme suspirar con cada acorde, por aparecerse en mis sueños y decirme que todo va a estar bien.
Y finalmente, pero no menos importante, a Daniel, el que siempre quiso ser mi novio pero al que jamás le paré bolas, el amigo no-gay que nunca quise, el cabezón que me inunda con conversaciones inapropiadas, el que me envía mensajes a las dos de la mañana, el genio pervertido que me manda dos docenas de plots cuando no he terminado las anteriores, el que lee mis traducciones y les da el visto bueno, el tercero invisible en mi relación actual, la piedra no-tan-molesta en mi zapato, mi amigo, mi pseudo-amante, mi ruina. Te amo. En negrita y subrayado, con buena ortografía y sin dobles intenciones.
Sé que se me pasan un montón de personas (o tal vez no) pero estos que aparecen acá son las más importantes, las que me hicieron ser quién soy hoy, con sus buenos deseos, con los dolores que me causaron, con los quebraderos de cabeza y las obligadas a seguir viva. No saben cuán agradecida me siento y tenían razón, aún tengo cosas por vivir.