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| Photo by Natã Figueiredo on Unsplash |
De un lado está tu derecho a expresarte y del otro el de los demás, y en el centro se encuentran todas esas cosas que pueden herir tu moral, tus principios, tu ser y el de los otros.
Di lo que quieras decir, pero no hagas como si la opinión de los demás no existiera-al igual que la tuya, es válida-y sólo cuando está hiriendo o lastimando lo que eres como persona, deja de ser libertad de expresión y se convierte en cretinismo.
Las palabras son sólo palabras, es el tono el que las hace poderosas, es el cómo se dice lo que les da significado; destruyen y crean, y el saber usarlas con propiedad y recordando que no vivimos solos es lo que las hace parte de la libertad de expresión y no una herramienta de los cretinos.
Pensar dos veces antes de hablar nunca debe subestimarse.

