Poesía barata y pensamientos al azar

Así que vuelvo con todo y el silencio. Forastera en mi hogar y en mi propia piel. No quisiera quejarme, al contrario, desearía estar conforme todo el tiempo pero no, no encajo en ningún molde y me duele cada parte del cuerpo de intentar ser parte de este puzzle que llaman vida.

Quisiera romper el cristal que deforma la realidad, vencer el miedo y acercarme a los demás. Maldecir en voz alta a todo aquel que logre putearme. Dejar de extrañar ese cachito de aire que entraba por el resquicio de la ventana. Ese que se fue rompiendo poco a poco hace tres años.

Pero no, alguien tuvo que venir a repararlo y a limpiar el vidrio para que la distorsión fuese mayor y no alcanzase a comprender cómo es el mundo allá afuera. 

Tal vez esto que pasa en este momento sea lo mejor. Tal vez lo correcto sea que yo esté acá y lo demás allá donde sea que ese "allá" sea. 

Y qué digo, me engaño, me miento, me traiciono.

Hago ver como que no me importa una mierda cuando la realidad es todo lo contrario. Cuando mi corazón sangra porque conocí lo suele llamarse "amistad", tal vez no fuese de esas que duran para siempre, pero al fin y al cabo era amistad.

Y ahora, ahora vago entre océanos de extraños soñando mucho y actuando poco. Puedo comparar mi vida con un robot: automatizada. 

Y no aguanto y no sé cuanto más pueda soportar sin que este dolor en el pecho me explote. No sé y tampoco es como si quiera saber.